martes, 1 de mayo de 2012

La hora de los perros

Nace la hora pico, sale el perro apresurado
con sus ojos negros de hollín,
cargando sus pulmones de monóxido de carbono
en su inhalo exhalo.

Corre apresurado por el cemento incandescente
como si no existiera.
Crece la hora pico, en cada esquina,
las palmas descargan su deshumanización
en una sinfonía interminable de bocinas
que marcan el momento exacto de la muerte,
la de la paciencia.

El perro corre sobre el piano del cemento,
esquiva las almas apresuradas,
esquiva el por qué ellas no lo ven.
Comienza a concluir la hora pico,
las vendas ya se han apoderado de los ojos
para no reconocerse.

Corre el perro, en su envión cae en las escalinatas
de la Catedral de las Cruces,
ladra a cada una de esas almas
que se regocijan ante el lavaje de culpa
consumado en los rezos y en los abrazos de sotanas.
Ladra y no lo escuchan.

Cae la hora pico, el perro corre a ladrar
a la Catedral del Conocimiento,
ladra buscando encontrase en esos jóvenes ojos
atragantados de libros que hablan de revoluciones,
ladra y no lo escuchan,
hay un dogma siempre que es más fuerte
que el ladrido de un perro.

Ya no quedan vestigios de la hora pico,
el perro ya no ladra,
lleva un trote suave por los semivacíos senderos urbanos,
trota a su escondite que a esta altura ya parece ser un secreto.
Duerme el perro con la soledad
en el escondite forjado por los ojos que no lo ven.

2 comentarios:

limón . dijo...

mirá a quien me vengo a encontrar por acá... me gustó el ritmo del relato. sale rap.

"las vendas ya se han apoderado de los ojos para no reconocerse"


abrazo,

48grados dijo...

Coincidimos. Quiero que este sea el título de mi sexta novela (ninguna se ha publicado) y, si no tienes inconveniente, la registraré en México y para Latinoamérica como novela larga -más de 120 cuartillas). No tengo empacho en cambiarle el nombre, ya lo he hecho dos veces, pero me gusta "La Hora de los Perros". Nomás le quiero ahorrar tiempo a mi editor (de conseguirlo). Espero tu comentario.
Chido y buena vibra.