viernes, 4 de diciembre de 2015

carne de enero

Cuantas distancias podre acortar mientras te pienso.
Cuantas palabras te podre expropiar en los besos por venir.
Tan dentro tuyo estoy que me gusta estar perdido.
Quien sabe que tormenta se desata en tu adentro
O cuantas libertades estarás haciendo en esos largos desvelos.
Si hay un adjetivo para tus ojos, ellos se han ido con el viento
Ya no bastan los silencios para callarte
ni esta banderaroja flamenado
ante el fuego de nuestra carne de enero.
Que nuevas enseñanzas estarán en tus ojos
porque si hay algo de certeza,
es que esta geografía que predico
la he aprendido en la piel de tus labios
y esta literatura que ensayo,
entre tus gritos libertarios.
al fin y al cabo, extraño tu ausencia
tus métodos eficaces para encontrarte
y esas largas numerología que nombran
rótulos de un mundo nuevo.
al fin y al cabo, extraño tu ausencia
y tus métodos eficaces para estar
nombrándote.

No fueron tiempos de disculpas

Puede que nunca la palabra
pida perdón al silencio
por haber abierto la boca.
Como puede que nunca
este verano intenso que vive en tus piernas
se atreva a cambiar de estación.
Puede hayamos amado demasiado
la idea de destruirnos
y configurar en lo nuevo
esto que estamos soñando.
Si hubo tiempo difíciles
esos fueron aquellos en los que
esperábamos que no llegue el medio día.
Algo siempre hubo para engañarnos a nosotros mismos
y de paso, a ese hambre que siempre quería presentarse.
fuimos dos seres con suerte,
por tener a unos ojos dispuestos a mirarnos
y unas manos dispuestas abrazarnos
en medio de tanto piquete
y tantas consignas
siempre salio eso que quisimos gritar
sin tener que pedirle disculpas a nadie,
inclusive al silencio.